"Te sabes la lección,
pero igualmete quieres llamar la atención,
existen mil formas de matar la soledad,
pero ninguna de ellas es la promiscuidad.
Tu alrededor y sus comentarios no te ponen harta,
tú solo tapas tu mierda con una servilleta blanca,
le juras amor eterno al hombre que esté de turno
sea el varon diurno u otro nocturno.
Aunque seas bella como una linda sirena
lo cierto es que te refugias en tu mar de problemas,
tu promiscuidad forma muchos nombres,
hiriendo así, el corazón de muchos hombres...
Te darás cuenta en un momento
lo estúpida que fuiste en todo este tiempo
y el enojo de tus cercanos estalla y parece que harde,
no es tiempo de arrepentimiento, es demasiado tarde.
Observas el cielo cuando tienes sexo normal,
no sabes lo que haces, cuando es en forma oral,
no escuentras que eso sea un bocado,
despues te lamentas de hacerlo, gritando que es pecado".